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PRE-MENSTRUAL: "Esos días de intolerancia y sensibilidad extrema"

  • Foto del escritor: Gabriela Ibañez
    Gabriela Ibañez
  • 21 feb 2018
  • 5 Min. de lectura

Hace años que exploro mi cuerpo, mis emociones, mi ser… siento que, en esa investigación, en ese camino de auto-conocimiento he aprendido muy bien a entender mi ciclicidad de una manera positiva para mi vida y hoy quiero compartir parte de mi experiencia.

En los talleres de Mujeres Cíclicas vivenciamos a través de dinámicas y juegos nuestras cuatro fases y una de las preguntas frecuentes es cuántos días dura cada fase. La respuesta es que nuestro cuerpo no funciona mecánicamente, no es un robot, ni nada que se le asemeje; por lo tanto, no hay exactitud en ello, sino que hay que aprender a escucharse a sí misma (en todos los aspectos: físicos, emocionales, mentales, espirituales, etc.) ya que las fases se entremezclan sin tener principio ni fin precisos, incluso cuando hay síntomas concretos y visibles como el sangrado menstrual no significa que de inmediato vamos a sentir la energía correspondiente a esta fase.

Mi reciente detección de mi fase pre-menstrual se manifestó a través de algo que evito mucho hacer y es comentar publicaciones en las redes sociales, es más casi siempre evito leer aquello que no me alimenta, pero esa mañana las hormonas estuvieron intensas y tomaron el control (como siempre lo hacen, pero tranquilas que hay soluciones). La publicación que comenté fomentaba un pensamiento “pro-vida” en contra de la legalización del aborto, respeto el pensamiento de todos y todas, pero el mío es diferente y siento que no pasa lo mismo, más bien es cuestionado, castigado y juzgado sin ningún tipo de límites. El asunto es que no pude contener mi malestar y luego de la tercera respuesta a mi comentario puse pausa, pensé y dije “suave un toque” (como dicen aquí en Costa Rica), qué me pasa, por qué estoy tan irritada, por qué tanta sensibilidad, miré mi diagrama menstrual que siempre me acompaña y observé que estaba en el día 24 del ciclo… Entendí, una vez más, que mi “verano” había finalizado y había llegado mi “otoño” para llenarme de su nostalgia particular, para sumergirme en el llanto que provoca la caída de las hojas con la impotencia de no poder hacer nada para continuar en el árbol, verde y radiante… Los árboles fluyen con la ciclicidad de sus estaciones, pero a nosotras nos censuraron de múltiples e infinitas formas que aun teniendo consciencia de nuestro cuerpo y nuestras hormonas nos cuesta saber qué hacer con las propias…

Luego de esa pausa comprensiva tomé dos decisiones:

  • Escribirle a mi gente, a mis grupos de contención, mis hermanas, mis amigas, la tribu que siempre me sostiene, y haré mi descargo allí para aliviar mi tensión.

  • No me censuraré a pesar de saber que hay otras alternativas, esta vez quiero expresarme.

Di pre aviso y les dije a mis hermanas y amigas que solo era una catarsis, que las necesitaba, que estaba pre-menstrual y precisaba dirigir la energía hacia algún lado… Insulté ferozmente a través de mis dedos que escribían veloces, les escribí todo lo que reprimo porque no quiero lastimar a nadie porque no me gusta dar de la misma medicina, porque sé que hay otros caminos, porque se siembra amor en cada acción y es desde allí que se genera algo mejor, grité en silencio pero muy fuerte NO SOY UNA ASESINA #(“/!%&!?(#, lloré, sentí dolor, angustia, rabia, impotencia… recibí las risas y el amor de mi gente que me conoce bien. “Desahogá tranquila, yo me sumo también ¡”/#%$(¡(/”)/”!#9”?=)! , “no gastes tu energía en eso”, ”es bueno que se instale el debate”, “acá estamos Ibañez descargá”, “déjame dormir la siesta jajajajaj” dijo otra, quizás para descomprimir un poco… y entre risas y llantos logré aliviarme, un montón, porque mi cuerpo, mis emociones, mi ser necesitaban expresarse y entonces continué con la segunda decisión, no me censuré… sin insultar a nadie me expresé en las redes. Me di permiso de escucharme y sentir que todo mi ser quería expresarse asumiendo las consecuencias que eso me provoca, pues esos espacios no suelen ser para dialogar, tengo claro y estoy segura que allí solo hay una defensa y un ataque del que no me gusta participar, recibo energías negativas, recibo insultos, me siento condenada, ni siquiera juzgada, y aunque hace tiempo no me hace eco la opinión ajena hay momentos de la vida que las masas se ponen muy intensas en todos lados y se hace difícil evitarlas por más estrategias y alternativas de escape que tenga en mi registro (yoga, lecturas, no leer, ni ver, ni oír aquello que me hace daño o que no es productivo para mí, hacer ejercicios, salir a caminar, escribirle a mi gente, salir a dar una vuelta con alguien, tejer, escribir para mí, bailar, cantar, escuchar música, ufff infinidades de opciones) sentí que había acumulado muuuuucho tiempo sin expresarme... Costa Rica está en pleno debate por el matrimonio igualitario del que difícilmente una puede evitar escuchar o leer algo, proceso que ya viví en Argentina y que luego de aprobada la ley el mundo siguió girando y somos felices y no aumentaron las cifras de homosexualidad, ni de adopciones de parejas homosexuales, “ni se contagió la enfermedad”, viste… En El Salvador fui parte de las marchas en contra de la violencia de género apoyando también las 4 causales para aprobar el aborto, en Argentina se están manifestando a favor de la legalización del aborto, etc. son muchos focos centrados en divisiones muy fuertes y me sentí harta de las divisiones, de los bandos, de las grietas, de lo blanco o lo negro, de las clases sociales, de las religiones, del bien y el mal, del cielo y el infierno…. Me sentí cansada!!! Insisto en que conozco mejores formas de hacer algo para que estas segmentaciones no sean tan fuertes, lo hago a diario, mi trabajo es hermoso, soy consciente de que lo que doy provoca cosas bonitas, ayudo, me baso en la paz y en el amor no desde el discurso sino practicándolo a diario como un mantra, aunque a veces sea difícil… pero esta vez me di permiso… No pretendo cambiar el pensamiento de nadie, no pretendo nada en realidad con esta expresión desde las entrañas. Pero a veces no se quiere llorar más en silencio, porque no solo pienso en mí, pienso colectivamente, pienso que abortar es una decisión muy grande, somos mujeres reconozco la ciclicidad en nosotras, lo emocionales que somos, lo uterinas, lo fuerte que somos, lo vulnerable… nuestras dualidades, nuestra sombra, nuestra luz… y bajo estas hojas cayendo comprendo que al momento de abortar estamos (si estamos, porque somos una todas) tomando una decisión que cuesta horrores y que ninguna, absolutamente ninguna, toma esta lucha desde un punto de comodidad o alternativa fácil para nuestra “sexualidad alocada”. Queremos libertad para decidir, salud, contención… eso buscamos.

¡Educación sexual para decidir, preservativos para no abortar (sí, solo preservativos femeninos o masculinos, porque son los únicos métodos anticonceptivos que previenen el embarazo, te protegen de las enfermedades de transmisión sexual y además no intoxican tu cuerpo químicamente), aborto legal para no morir!

Y así, a través de este artículo, mi pre-menstrualidad está entrando en calma para luego retirarme al frío invierno… SOMOS UNA MANADA, SOMOS TRIBU, NO NOS DIVIDAMOS!!!

Gaby Ibañez

 
 
 

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